Los usos actuales y potenciales del cannabis medicinal van desde la epilepsia hasta el cáncer
La ciencia avanza en la investigación de este cultivo, explorando aplicaciones médicas, algunas de las cuales ya se encuentran avanzadas. El gobierno argentino reglamentó la Ley que promueve y controla el uso científico e industrial. Qué tipo de estudios están en marcha
La ciencia está logrando romper la barrera de los prejuicios en torno del cannabis, ya que viene trabajando desde hace tiempo en obtener mayor evidencia y fortalecer la investigación sobre potenciales y ya probadas aplicaciones medicinales para ayudar a más pacientes en un futuro cercano. De hecho, ya se utiliza en distintas partes del mundo para una serie de afecciones y los estudios que están en marcha cada vez descubren más propiedades que pueden ser útiles para numerosas enfermedades. Desde el ya vigente uso para dar una mejor calidad de vida a los pacientes con epilepsia refractaria, hasta reducir el dolor en pacientes con males de gravedad y aplicaciones cosméticas y dermatológicas, a investigaciones que podrían beneficiar a pacientes con cáncer o VIH, que están en marcha.
El gobierno argentino reglamentó en las últimas horas la Ley 27.669, sancionada en mayo de 2022, para la producción industrial de cannabis por lo que el Estado ya puede otorgar licencias para la puesta en marcha ese nuevo sector económico. La norma tiene por objeto establecer la cadena de producción y comercialización local o con fines de exportación de la planta, sus semillas y sus productos derivados afectados al uso medicinal, incluyendo la investigación científica, y al uso industrial.
El THC es la molécula psicoactiva principal de la planta Cannabis sativa. Debido a este componente, la ley de drogas argentina prohíbe la tenencia y el cultivo de marihuana y sus semillas para uso adulto, con excepción de aquellas personas y ONGs que estén registradas en el registro de usuarios medicinales a cargo del Ministerio de Salud (Reprocann) creado en 2021.
En 2020, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció las propiedades medicinales del cannabis, retirándolo de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961, una clasificación reservada para las sustancias más peligrosas y con poco valor médico. La votación en Viena recibió una mayoría simple de 27 votos, con apoyo de casi todos los Estados de la Unión Europea y muchos en América, mientras que países de Asia y África se opusieron. Este cambio facilitó la investigación con cannabis en el tratamiento de diversas enfermedades, incluyendo párkinson, esclerosis, epilepsia, dolor crónico y cáncer, y se produjo casi dos años después de un dictamen de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que recomendó tal medida.